1. Ábrete al amor, suelta el miedo. Suelta las máscaras que utilizaste como sistemas de defensa para protegerte del mundo que percibías hostil.
2. Deja de estar a la defensiva. Estar a la defensiva te quita energía y construye muros que evitan que la gente tenga acceso a nuestro ser, nuestra esencia. Los muros impiden que demos y recibamos amor.
3. Deja de criticarte. Parte desde un lugar donde estas a gusto con quién eres. No es necesario que seas mala persona para cambiar. Criticarte nunca cambia nada, acéptate tal y como eres. Nuestros pensamientos crean nuestra vida.
4. Aprende a ser vulnerable, a sentirte expuesta/o ante el estado de la no certidumbre, o certeza de cómo o cuál será el resultado de las cosas y a pesar de ello te aceptarte totalmente.
5. Date espacio, para sentir lo que sea que estés sintiendo. No existen emociones positivas o negativas. No la minimices ni la ignores. Permítete experimentarla así tal cual surge.
6. Recurre al silencio. Escúchate. Escribe sobre lo que te enoja, te da miedo, te entristece, te hace llenarte de expectativas o amargura. La escritura terapéutica consiste esencialmente en escribir de manera libre sobre aquello que te ha ocurrido. Julia Cameron propone lo hagas durante 8 semanas. No te detengas a calificar tu redacción, ortografía o puntuación. Podrás leer lo que has escrito hasta que hayan transcurrido las 8 semanas. Te sorprenderá lo que podrás descubrir ahí sobre ti.
7. Deja de juzgarte. Cuando juzgas a alguien te estás definiendo a ti mismo. Puedes dar tu opinión, pero criticar o no entender a la persona que juzgas no la van a ayudar. ¿Cuál es realmente intención al juzgar?
8. Deja de asustarte con pensamientos atemorizantes y negativos. Tu mente no los distingue, los valida como si fueran verdad. Para contrarrestar los pensamientos atemorizantes piensa en algo que te guste (un deporte, una puesta de sol, tus flores favoritas, etc.) úsalos y tómalos como pensamientos de cambio cada vez que te encuentres pensando de forma negativa.
9. Se agradable, amable y paciente contigo mismo. Muchos hemos sido presa fácil del perfeccionismo y no nos damos tiempo para aprender algo nuevo, asumimos que, si no lo hacemos bien en los primeros tres minutos, somos malos para ello y nos negamos la oportunidad de ir despacio y aprender. Cuando empezamos a hacer algo nuevo por primera vez nunca nos sentimos cómodos. (Hacer el ejercicio de aplaudir). Repetir el ejercicio intercambiando la posición de las manos. No me dejaras mentir que se siente raro hacerlo de manera diferente incluso puedes pensar que está mal. Notarás poco a poco que la sensación inicial ya no es tan extraña, tan mala ni tan molesta o equivocada como la experimentaste al inicio. Así suele suceder con cualquier cosa que aprendemos, pero tenemos la tendencia de juzgarlo. Lo mismo pasa con el amor propio, necesitamos practicar, practicar, practicar un poquito más cada día. Está bien cometer errores, está bien sentir incomodidad.
10. Suelta la culpa. La culpa es criticarse a uno mismo por tener ciertos pensamientos que traen ciertas experiencias, pero la crítica crea culpa, y la culpa siempre busca castigo, y el castigo crea dolor, así que ser amable contigo mismo significa parar todo culpa, todo castigo y todo dolor. Llévate a ti mismo hacía la vida de una manera amorosa.
En su aspecto oscuro, la culpa tóxica nos lleva a tener una autovaloración negativa, a la repetición de los mismos errores que generan baja de la autoestima, a un estado de frustración, melancolía y tristeza, con sentimientos de impotencia, pérdida, fracaso y en algunos casos angustia y/o depresión, conductas destructivas que nos limitan.
Para superar los sentimientos de culpa debemos aprender a afrontar la situación con objetividad. Entender que todo forma parte del aprendizaje de la vida. Practicar la autocompasión. Pedir ayuda.
En su lado positivo la culpa tiene también algunos beneficios: nos permite evolucionar, genera aprendizaje, nos ayuda a ser empáticos y ponernos en el lugar de la persona a la que hemos herido los sentimientos, es además una invitación a pedir disculpas, corregir y reparar daños causados.
11. Suelta la vergüenza. La vergüenza puede volverse tóxica cuando produce: sentimiento de insuficiencia, miedo a ser vulnerable, miedo a ser juzgado y a tener altos deseos de esconderse o huir. La vergüenza tóxica vuelve a la persona incapaz de mostrarse tal y como es y aún más, de involucrarse con otros de manera profunda.
12. Perdónate. Perdona. Pide perdón. Todos en algún momento dado nos hemos equivocado, hemos lastimado y nos han lastimado. Perdónate a ti misma porque al justificar tu rencor te hiciste más daño. Perdona a quien te hirió, al igual que nosotros los otros también han actuado desde la ignorancia, la exigencia, el miedo, la carencia y el dolor.
13. Conecta con la sabiduría de tu cuerpo. El cuerpo no miente. Si no lo escuchamos va a gritar a través de enfermedades o accidentes. Alimentación balanceada. Ejercicio. Descanso. Hidratación. Escritura terapéutica. Respiración consciente. Silencio.
14. Relájate. La energía sanadora libera cualquier tensión acumulada en tu cuerpo. La respiración consciente es entre otras una buena opción pues permite a tu ser centrarse.
15. Se un ser total. Abraza tu sombra y tu luz. Carl Jung dijo: “Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”. Nuestra sombra es una forma de conducta que representa a nuestro inconsciente personal. Es todo aquello en nuestra psique que ha sido reprimido, negado, y puede llevarnos a perder la razón de una manera permanente o transitoria.
En este mundo dual todos tenemos aspectos muy elevados, pero también tenemos secretos que guardamos, la sombra abarca nuestros defectos de carácter, el lado oculto, lo que este negado dentro de nosotros, lo que nos produce vergüenza, lo no deseable. Pero a pesar de que la neguemos, ese aspecto está presente en nuestra vida y llega a tomar mucha fuerza.
Normalmente proyectamos nuestra sombra en otras personas porque es una energía psíquica muy fuerte y si no la desplazamos nos podría destruir. Al desplazarla hacía otros nos volvemos muy críticos hacía ellos, porque no nos damos cuenta que nos juzgamos a nosotros mismas porque no queremos aceptar que tenemos eso en nosotros.
No queremos aceptar lo que hemos desplazado hacia afuera. Pero con el tiempo el desplazamiento tampoco es efectivo porque los síntomas de rabia reprimida se van convirtiendo en tristeza y en depresión.
La sombra al estar reprimida tiene muchísimo poder. Negar nuestra sombra no la desaparece, la intensifica y te puede llevar a ser más inestable emocionalmente, sobre todo frente a emociones de carácter negativo. El lado positivo de la sombra, nos presenta oportunidades de aprendizaje.
Nuestra Luz = Es nuestro lado virtuoso, lo que mostramos a otros, lo que se ve. Ambas partes, luz y sombra, nos pertenecen.
Cuando somos seres totales, podemos elegir desde que lado deseamos experimentar la vida, desde nuestra luz o desde nuestra sombra.
16. Escribe cosas positivas de ti misma. Usa tus pensamientos positivos como algo que te anime y no como algo que te tire. Enfócate en lo que ya eres, ya tienes y ya haces bien. Agradécelo.
17. Pregúntales a tres personas cercanas a ti que cualidades ven en ti. Léelas cada mañana para reforzar tu amor propio.
Si no hay amor, no hay nada.
Carolina Alcázar
