Sanando la relación con papá

Cuando somos niños somos vulnerables, no tenemos la capacidad física para defendernos, tampoco tenemos el conocimiento ni el vocabulario para expresar nuestras emociones, ni tenemos idea de la magnitud del amor.  Y sin que nadie nos lo enseñara, aprendimos a idealizar cómo debería ser el comportamiento de nuestros padres hacía nosotros. Por ello cuando la forma en que nos tratan y nos aman, no coincide con nuestra expectativa, sufrimos, aseverando incluso que no nos aman. Con esa actitud infantil, ya en la edad adulta, vamos relacionándonos con otros desde la exigencia con miedo al abandono y al rechazo.

En las primeras etapas de nuestro desarrollo, relacionamos todo lo que sucede en casa con una acción nuestra.  Por ejemplo, si papá y mamá se divorcian, o muere alguno de ellos, asumimos que es porque nosotros hicimos algo mal o algo malo. Cosa que no es cierta.  

La herida emocional con papá, surge por ausencia física o ausencia emocional.  Las consecuencias de un padre ausente, durante la infancia, es que el niño siente su ausencia como un rechazo constante, que le hace sentirse ignorado, ya sea porque papá trabaja mucho, porque no lo visita, le hace sentir inútil o que no merece su amor.  El alimento emocional cuando se es niño es sencillo: presencia y disponibilidad continua del padre como un adulto amoroso.   

Beneficios de amar a papá y sentirnos amados por él durante nuestra crianza:

La persona aprende de lo que se vive a manera personal.  Papá es quien nos introduce a tomar riesgos, que nos llevan a aprender a través de la experiencia.  Es él quien nos da la fuerza para salir a la vida.  Nos da la esfera mental: consciencia, orientación, juicio, memoria, percepción, pensamiento, afecto y el área psicomotora.  La relación con papá define cuánto nos valoramos, cuánto confiamos en nosotros, cuánto sentimos ser suficiente para los demás, y cuan protegidos nos sentimos.  

Cuando la relación con papá no es sana, nos cuesta integrar o llevar a cabo nuestros proyectos porque postergamos la acción de dar el primer paso.  Integrar a papá nos lleva a construir e integrar al padre interno, que está relacionado con nuestra iniciativa, impulso, eficiencia, organización y don de mando.  El padre interno también tiene que ver con el honor y la integridad y con como podemos enseñar a nuestros hijos y a los demás desde el ejemplo y no desde la tiranía o abuso de poder.  

Por su parte, mamá es quien da o no acceso a que los hijos puedan tomar a su padre.  Al no hacerlo, deja a los hijos sin padre.  La frase: Tienes derecho de amar a tu padre tanto o más que a mí”.  A las madres posesivas decirla, les es sencillamente imposible.  Señoras, los hijos no son responsables de pagar las facturas de nuestros errores.  En síntesis, aunque mamá no reconozca ni le dé un lugar a papá, él no es excluido del sistema familiar, así ella lo condene, por no haber sabido ser el padre que deseo para sus hijos.  Mamá, recuerda que los niños y niñas alejados de su padre, se convierten en víctimas fáciles de la violencia, la explotación, la trata, la discriminación u otro tipo de maltrato.  

Carolina Alcázar

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La versión del libro De Regreso a Casa en audio, leído por Carolina Alcázar.

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