Estamos en la era de la inmediatez, lo desechable y el control, todos ellos espacios donde no cabe la incertidumbre. Al igual que la muerte, la incertidumbre nos enseña que no somos dueños de lo que nos rodea. Y aunque las dudas sean incómodas, nos ayudan a estar centrados en los temas importantes que, aunque los resultados se escapen de nuestro control les seguimos buscando una respuesta.
El ser humano tiene necesidad de hacer cierres, de comprender lo que pasa, de buscarle a todo un sentido y tenerlo bajo control. En la sociedad actual, donde queremos todo a un clic y nos hemos acomodado a ello, vemos la incertidumbre como algo malo, negativo. Estamos mal acostumbrados a tenerlo todo enseguida y a poder ser y obtener las cosas sin esfuerzo, pero al final esa forma de vivir nos pasará factura.
La incertidumbre surge por la falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo. Aparece en situaciones en las que no tenemos control total, en las que nos faltan respuestas e información, y nos puede generar inquietud, inseguridad, estrés, ansiedad e incluso miedo. Tener que esperar para conocer el resultado de algo, que para nosotros es importante, puede no ser fácil de llevar, porque necesitamos saber cuánto antes, qué es lo que va a pasar. Es decir: si el resultado será favorable para nosotros o no.
Amigarte con la incertidumbre es cuestión de:
- Aprender a tolerar la frustración.
- Aclara tus metas y objetivos.
- Mantén equilibrio emocional para no querer forzar las cosas y poder así tomar decisiones más acertadas.
- ¿Qué está en tus manos hacer y qué no puedes cambiar? Haz lo que tengas que hacer, suelta lo demás.
- Deja de creer que cuanto más pienses una cosa antes encontraras la solución.
- Planificar permite que las cosas salgan mejor, aunque hacerlo tampoco es una garantía porque no tienes el control sobre el resultado.
- Piensa un poco menos. No sobrecargues tu mente con información a la hora de tomar una decisión. Actúa más.
- Ve hacia la incertidumbre.
- Muéstrate abierto a las sorpresas.
- Acepta los riesgos.
- Acepta que los resultados pueden llegar de forma diferente.
- Sé curioso.
- Sé valiente.
La incertidumbre puede sentirse como algo complicado, pero forma parte de la vida y tenemos que aprender a vivir con ella, por eso hice mía la frase: Querido Universo, siéntete libre de sorprenderme. Si, a lo que es. Si, a lo que vendrá.
Carolina Alcázar
