“Tu luz siempre es más fuerte y profunda de lo que crees, deja que brille: Valórala, benefíciate de ella. Tu luz será diferente cada vez, algunas veces serán palabras, otras serán silencios. Podrá aparecer como un terremoto que abre puertas o rompe muros o como cantos tiernos que disuelven miedos o fortalecen lazos. Habrá momentos en que con certeza la podrás ver en ti y también la encontraras en otros ojos.
En cuanto caiga la noche, enciende tu lámpara. No permanezcas en la oscuridad. Enciende cuidadosamente tu lámpara. El viajero que pase, dirá: «cuanto reposo debe haber cerca de esa luz, y cuanta paz».
Muchos, al internarse en la selva, se sentirán confortados por tu luz. En verdad te digo que es misericordioso, a las primeras sombras, encender nuestra lámpara: la buena lámpara de que el Padre ha provisto a los caminantes de la vida”.
Reflexión:
Encontrarme con esta lectura me hizo recordar sobre los diferentes momentos y etapas de mi vida en que fui alcanzando varios de mis objetivos, y darme cuenta que desde mi luz enfrente varios desafíos y los pude completar de manera satisfactoria, mientras que otros sencillamente no prosperaron, se quedaron en la oscuridad. No conocía esos conceptos. Hoy sé que estamos conformados por luz y sombra, que una no es mejor que la otra, que ambas son partes nuestras que piden ser vistas e integradas para poder sentirnos completos y plenos.
Carl Gustav Jung dijo: “No es posible despertar a la consciencia sin dolor. La gente es capaz de hacer cualquier cosa, por absurda que sea, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina imaginando figuras de luz, sino por hacer consciente su oscuridad.”
Visto desde la maestría del ser, hacerme consciente mi oscuridad era parte de recuperar mi poder, y ello requería dejar el rol de víctima para empezar a ser y sentirme protagonista de mi propia vida. Para lograrlo, empecé pidiendo ayuda profesional. Salir de mis viejos patrones de pensamiento y conducta requería apoyo psicológico, hacerlo me llevó a dejar de poner la responsabilidad en otros.
Deje también el chantaje emocional y la manipulación. Lograr mis objetivos sería más valioso si podía hacerlo desde mi ser auténtico y genuino, para ello requería aprender a conocerme, amarme y aceptarme tal cual soy, hacerlo ha sido todo un reto pues requería que fuera vulnerable. A muchas personas como a mí, ser vulnerables representaba ser débil o insegura, por lo tanto, corría peligro, nada más lejos de la realidad que ello. Para aprender a ser vulnerable me ayudó ir poco a poco quitarle mi mirada al miedo a volver a salir lastimada, y empezar a darle más valor a la oportunidad que me doy cuando me abro a experimentar el amor incondicional.
Ser auténtica, implicó mostrarme tal cual soy, con virtudes y defectos, sin máscaras, admitiendo mis errores, permitiéndoles a los demás conectar conmigo a niveles más profundos. Y ya por último y no por ello menos importante, el cuidar de mí, e interesarme genuinamente por los demás me ha permitido servirles con el mismo amor con el que ahora procuro lo mejor para mí misma.
Encender mi lámpara: la buena lámpara de que el Padre nos ha provisto a los caminantes de la vida, me ha permitido integrar mi luz y mi sombra. Me ha permitido vivir de forma más consciente. He aprendido a comunicarme conmigo misma y con otros de forma más adecuada y sincera, a gestionar mis emociones de una mejor forma cuando aparecen de forma inesperada, y a mejorar mis relaciones intra e interpersonales.
Te invito a que enciendas tú también la buena lámpara de la que fuiste provisto por PadreMadreDios.
Carolina Alcázar