En este artículo quiero empezar mi reflexión con la frase de Sigmund Freud, con la que concluí en el blog anterior: “A nadie le está dado a entender sino lo que está dentro de sí”. Es tan cierta. Ahora lo comprendo. Cuantas veces quise compartir con otros, algunos tópicos sobre los que ellos no tenían ni la menor idea de a que me estaba refiriendo, eso los llevaba en automático a rechazarlo. Ahora me queda claro, no podemos comprender aquello que no conocemos.
Con el paso del tiempo he ido aprendiendo que los factores internos y externos, subconsciente o conscientemente, nos influyen a la hora de tomar decisiones o elegir quién queremos ser ante lo que la vida nos está presentando. Algunas situaciones pueden producirnos miedo, angustia, sensación de impotencia, llegando incluso a sentirnos víctimas de las circunstancias. Otras en cambio nos producen paz, confianza, alegría, satisfacción, certidumbre. En ambos casos estamos adjudicándole a lo externo el poder de hacernos sentir de una u otra forma. Pero no es así. Como sea que nos estemos sintiendo, en realidad tiene que ver con el dialogo interno que estamos sosteniendo, este, se basa en el tipo de pensamientos que aprendimos a validar sobre quienes somos, cómo debemos actuar, que está o no permitido que hagamos, y en si consideramos lo que pasa como algo bueno o malo, conveniente o inconveniente, favorable o desfavorable, justo o injusto, correctos o incorrectos, etc. Todo ello, generado por el mecanismo de defensa y supervivencia automático de la mente, por las creencias limitantes y patrones de conducta aprendidos en casa, la escuela, la iglesia y el medio cultural en el que crecimos.
Para enfrentar las crisis, los expertos en salud emocional hacen énfasis en:
- Que seamos auténticos, coherentes y fieles a nosotros mismos. La única responsabilidad que tiene una persona es amarse y hacerse feliz a sí misma. El amor antes de ser mutuo es propio.
- Que en lugar de preguntar ¿por qué tal o cual cosa? Averigüemos a través de hacernos preguntas de exploración el ¿para qué? están sucediendo. Algunos ejemplos: ¿Percibo lo que sucede cómo una amenaza? ¿Estoy considerando lo que sucede como una verdad absoluta o tiene solución? ¿Qué historias me cuento al respecto y cuáles duelen más? ¿Tengo la sensación de que voy a perder todo, incluyendo mi identidad? ¿Qué o a quién pierdo? Aprender a reconocer y gestionar nuestras emociones, nos enseña cómo navegar las situaciones que vivimos.
- Que te detengas a sentir completamente lo que realmente sientes cuando dices: no sé. Si lo sabes. Toda la información está registrada en nuestro cuerpo. La puedes percibir en forma de nudo, peso, vacío, te da vueltas, sientes asco, dolor, etc. ¿En qué parte del cuerpo lo sientes? De 0 a 10 ¿en qué nivel lo sientes? Ponle tamaño, color, olor, peso, edad, en fin, hacerlo te facilita el poder identificar tus bloqueos.
«Cambia tu opinión y cambiaras tu vida.» – Joe Dispensa
Carolina Alcázar