La transformación personal supone la evolución de una persona de manera muy profunda y para cada quien puede ser diferente porque hay muchos caminos para lograrla. Ningún camino es mejor que el otro, todo es cuestión de que encuentres cuál es el método en el que tú te sientes más cómoda y lo pongas en práctica. Si de verdad quieres cambiar de vida, debes empezar por cambiarte a ti misma. Para cambiar de vida, primero debes aceptar la realidad y a continuación elaborar un plan de acción. Acá de dejo cuatro conceptos que a mí me fueron útiles:
TOMAR RESPONSABILIDAD DE NUESTRAS EMOCIONES.
Nuestro sentir está relacionado directamente con lo que estamos interpretando de la realidad, recuerda, todo sucede en nuestro interior, ya sea a nivel de pensamiento o de sensaciones, por lo tanto, nadie más que nosotras somos responsables de nuestra forma de reaccionar, nadie. A menos que le entreguemos nuestro poder personal, puede hacernos sentir de una u otra manera, al menos, no sin nuestro consentimiento. Responsabilizarnos de nuestras emociones nos permite transmutar la culpa en responsabilidad, el dolor en servicio, y la muerte en conexión con la vida.
EVITEMOS QUE NUESTROS SENTIMIENTOS SE VUELVAN TÓXICOS.
Reconozcamos nuestros sentimientos y aceptémoslos. Aprendamos a reconocer cuales son nuestros detonantes o disparadores del mal humor en nosotras. Cambiemos el foco de nuestros pensamientos. Si nos equivocamos, ofrezcamos una disculpa y reparemos el daño de ser posible. Aprendamos de nuestros errores. Enfoquémonos en el presente.
ASUMIR EL COMPROMISO DE SER TOTALMENTE HONESTA CON NOSOTRAS MISMAS.
Ser sincero con uno mismo es una liberación, ya que uno deja de intentar ser otra persona. Al comprometernos dejamos de estar divididas entre dónde estamos y dónde nos gustaría estar. Dejamos de compararnos continuamente con las demás.
HACER USO DE LAS HERRAMIENTAS ESPIRITUALES.
Nuestra travesía espiritual nos invita a observar, reflexionar y actuar acorde a las cualidades que nos capacitan para llevar a cabo lo que es bueno y apropiado para nosotros y para los demás. Estas cualidades pueden ser visibles en lo que decimos y hacemos a través de nuestros actos compasivos, de misericordia, justicia, y otros modos similares como el ser caritativo y compasivo, el practicar el perdón, la reconciliación, el aprecio, la gratitud, la humildad, y defender la justicia.
Los buenos hábitos se convierten en virtudes, los malos hábitos se transforman en vicios.
Carolina Alcázar
