Me perdono porque dentro de esa situación a la que llamé crisis, pensé que había algo que temer.
Me perdono porque al juzgar a otros me ataqué, al creerme indefensa, porque vi esa situación desde la carencia y la separación, creyendo que soy un cuerpo sujeto a la muerte.
Me perdono porque por un momento me he olvidado de que el Amor de Dios es mi sustento.
Me perdono porque consentí alimentar mi miedo, desconfiando en que la fortaleza de Dios es mía.
Me perdono porque hice una gran inversión emocional comparándome con las personas con las que me estoy relacionando, creyendo que necesito sentirme especial cuando la realidad del amor que soy, lo es todo.
Me perdono porque por un momento olvide que la verdadera vida es la compartida con Dios y Él habita en mi mente y en mí corazón.
Me perdono porque he olvidado que soy luz del mundo y a través de mi perdón es que brilla esa luz.
Me perdono porque abrigue resentimientos contra otros, olvidando que dentro de mí y de todos hay una parte de Dios a la que llamo Espíritu Santo.
Preparo simbólicamente una caja de regalo y pongo en ella esta crisis, a todas las personas involucradas, a mis pensamientos irreales, porque proceden de la creencia de separación de Dios y del cansancio que originan la culpa y el miedo. Y la entrego al Espíritu Santo para que todo eso sea expiado desde la fuente. Y se me recuerde quien soy, y mi mente sea santificada y mis pensamientos sean gestionados desde mi parte amorosa, desde la unidad, desde el Ser que soy.
Y me quedo con la certeza de que mi mente confundida está siendo entregada a lo más alto, y aprovecho para pedir que sea sanada desde la causa y desde otras causas anteriores no recordadas que originaron esta situación.
Confiando en ello, percibo en mi corazón la convicción de que Dios me mira complacido pues le agrada mi nueva consciencia que finalmente vibra en Su frecuencia. El Amor.
Y a cambio Dios me regala la correcta interpretación del mundo porque le he dado permiso de que me muestre el mundo verdadero y así constato la inocencia mía y de los demás.
Gracias. Gracias. Gracias.
Amén.
Hecho está.