Ayer por la noche tuve la oportunidad de subirme por primera vez a un escenario a cantar, algo que en mi vida nunca había imaginado que haría y menos aún realizado. Como todo en la vida, esta historia tuvo un origen y algo que lo motivó. Todo comenzó el primero de agosto del 2022, ese día asistimos con mi esposo, al funeral de uno de los nietos de uno de mis hermanos. Situación que me hizo reflexionar sobre la fragilidad de nuestra estadía en esta vida, hoy estamos, pero no sabemos si sucederá un día “X” alguna situación inesperada que ponga fin a ella.
Eso le sucedió al nieto de mi hermano, él cumplía 26 años.
Recapacité, cuantas cosas, algunas de ellas llamados de nuestra alma, postergamos creyendo que algún día lo haré, ya es demasiado tarde para ello, no tengo tiempo o ya estoy muy grande para hacerlo. Hoy me doy cuenta, que cualquiera que sea la excusa que utilicemos son sólo justificaciones que dicta la idea del miedo a no poder, a no gustar, a hacer el ridículo, etc. Pude ver con claridad la imagen de que lo que yo había venido minimizando por años, era mi deseo genuino de aprender a cantar. Pensé, si cantar es algo que hago todo el tiempo, ¿Por qué no ir entonces a recibir clases, para aprender a afinar mi voz y mejorar el manejo y distribución del aire al vocalizar? Me entusiasmó la idea. Averigüé las posibilidades de encontrar un buen profesor de canto y así llegó David Pocasangre a mi vida.
Al inscribirme en la academia jamás pasó por mi mente subirme a un escenario, ni grabar un disco o mucho menos componer canciones. Jamás. Pero no deja de asombrarme el ser testigo de que cuando quitamos las limitaciones mentales que producen el miedo a hacer el ridículo o a no poder, como es que suceden cosas inimaginables. Al día de hoy puedo decir: Ya subí a un escenario a enfrentar mis miedos, nervios y vulnerabilidad, he escrito el borrador de la letra de seis canciones, y sigo con la ilusión, el deseo y toda la buena voluntad de seguir encontrando los regalos que aprender a cantar traiga a mi vida. Alvaro, mi esposo, me dice: “has mejorado un montón, y lo mejor de todo, es escucharte cada día cantando y disfrutando las canciones que tanto te gustan”.
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Y así escuchar el audio que publicaré contándote con lujo de detalle el cómo me hice consciente de la sofisticación y recursos a los que mi mente recurrió con la idea de evadir “el peligro”, sin tener idea de los tesoros que atreverme a hacerlo me estaba enseñando a sacar.
Dice Enric Corbera: “Cuando te encuentres atrapada/o en medio de un miedo, deja tu saco de excusas a un lado y pide inspiración al Espíritu Santo, que en realidad es de donde vienen las más grandes ideas”. Eso hice y subí.
Carolina Alcázar