Joe dispensa dice: “La parte más difícil del cambio es no tomar las mismas decisiones que tomaste el día anterior”. Estamos tan habituados a hacer cada día las mismas cosas: ir al baño al levantarnos, ver el celular, lavarse la cara y los dientes, tomar café, bañarse, preparar el desayuno, loncheras, llevar a tus hijos al colegio o la universidad en caso los tuvieras, conducir al trabajo o tomar el autobús, y al llegar al trabajo repetir ahí también tus mismas tareas. Todo ello lo has llevado a cabo de la misma forma por tantos años, que pasaron a ser parte de tu rutina llegando a convertirse en una práctica, un hábito, una costumbre, o como comúnmente se dice: a vivir en automático.
Las rutinas aportan grandes beneficios al bienestar emocional y psicológico porque dan tranquilidad, te ayudan a gestionar mejor tus tiempos, y por lo tanto a disminuir los niveles de estrés, pero ¿quién quiere vivir en la monotonía de hacer lo mismo todos los días?
Tener un plan a seguir todos los días puede tener beneficios, pero también puede tener algunas consecuencias menos favorables como: vivir en automático, mente dispersa, perderse de disfrutar el momento presente, pierdes agilidad mental, te desconectas de la creatividad, padeces de aburrimiento, apatía y hasta depresión.
¿Estás satisfecha con tu vida y los resultados que obtienes? Si tu respuesta es si te felicito. Si suspiraste o dijiste no, quiero dejarte la siguiente invitación:
- Ábrete al cambio. Cambiar es una palabra poderosa y completamente factible si la eliges.
- Prueba cosas nuevas: colores, comidas, rutas, horarios, ejercicios, etc.
- ¿Conoces cómo funcionas: ¿cuál es tu zona alerta, tu zona de confort, tus no negociables?
- ¿Haciendo qué o cómo te auto reparas? Yendo al mar, haciendo ejercicio, rezando, meditando, abrazando a alguien a que amas. Tenemos que conocer estas respuestas porque el ser humano no está diseñado para vivir en modo alerta.
- ¿Te reparas sola o buscas ayuda?
- Así como los pensamientos son el lenguaje del cerebro, los sentimientos son el lenguaje del cuerpo, y cómo piensas y cómo te sientes creas el estado del ser. El estado del ser es cuando tu mente y tu cuerpo están trabajando juntos.
- Hazte consciente de ¿en qué inviertes tu tiempo?
- ¿Te llena o satisface lo que haces? Si estás dedicando la mayor parte de tu energía a algún problema de tu entorno externo, quedará muy poca para el entorno interno de tu cuerpo, que es donde habitan tus emociones.
El conocimiento es poder, pero el conocimiento sobre uno mismo es auto empoderamiento. Conócete a ti misma y conocerás el mundo.
Carolina Alcázar
