Hoy deseo compartir contigo la analogía sobre el vagabundo y el peregrino: “Vagabundos somos, cuando vamos dando tumbos por la vida sintiéndonos muchas veces como en callejones sin salida, desorientados, dando la vuelta, tomando otro camino. Somos peregrinos, cuando hemos encontrado el camino. Que fácil es perderse en la vida, ir por caminos que al final no nos han llevado a un sitio deseable o agradable y darnos cuenta que tenemos que hacer un alto, girar y agarrar otro camino”. Cuando escuché esta analogía, me hizo recordar que cada uno de los pasos que he andado, cada experiencia vivida, eran parte indispensable de las vivencias que mi alma, antes de encarnar en este cuerpo, eligió experimentar como parte de su proceso evolutivo. Elegir cómo transitar el camino que me llevaría a vivir una vida verdadera y plena, fue posible de dos formas: la forma amorosa y la forma dolorosa.
Las siguientes herramientas son de las que hice uso para poder de forma amorosa, empezar a despertar. En otro momento compartiré contigo las formas dolorosas. Recuerda, la elección depende de cada uno de nosotros. No es cuestión de suerte, es cuestión de cómo decides interpretar y reaccionar ante lo que te sucede en la vida.
Resiliencia. Sobreponerse ante las situaciones adversas facilita la adaptación al cambio, disminuye el estrés, la ansiedad y la angustia.
Fe. Creer sin dudar en la existencia de un ser superior que te sostiene.
Voluntad. Capacidad humana de hacer cosas de manera intencionada.
Amor propio. Consideración y estima que siente una persona por sí misma.
Paciencia. Habilidad para tolerar situaciones no favorables.
Respeto. Consideración con la que se trata a una persona o cosa.
Tolerancia. Actitud que respeta las opiniones, idea o actitudes de las demás personas, aunque no coincidan con las propias.
Aceptación. Capacidad para asumir la vida y la realidad tal y como es.
Abrir el corazón. Es abrirse al amor. Es darnos permiso emocionalmente a compartir con otras personas sentimientos íntimos. Ello implica elegir bien con quién lo haces.
Asentir a la vida. Es estar atentos a las señales de la vida y fluir con ella sin resistirnos.
En este momento de mi vida me considero una peregrina, que ha encontrado el camino de regreso a casa y disfruta cada día y cada circunstancia que me presenta la vida. Todas, sin excepción están a mi favor. No tengas miedo de cuestionarte, de romper paradigmas que te han sido impuestos por quienes te educaron, y deja que tu corazón e instinto se activen para poder encontrar la forma amorosa de experimentar la vida.
Carolina Alcázar
